El país me pareció precioso, desde el momento en que llegamos tuvimos una acogida genial. Después del largo viaje y del cansancio, allí ( (en Takeo) se nos quitó todo. Poder estar frente a frente con Phat, después de tantas cartas, fue precioso.
Para ellos mi llegada fue todo un acontecimiento, Me hicieron muchisimas preguntas, parecía una entrevista televisiva. Era normal. Tantos kilómetros recorridos para conocerlos, ¡querían saber!
A Phat le llevamos libretas, colores, clips para el cabello. La niña supongo que no se lo creía. Estaba como tímida y era normal. Le costó arrancarse. Pero fue genial. La familia muy abierta. Nos ofrecieron comida y agua , y su casa.
Del viaje me ha gustado todo.. El país, los pueblos, la gente, la comida. Experimentar el comer todo tipos de frutas tropicales. La visita a los templos. Las rutas en moto por los pueblos, rutas en barca. Los guías que tuvimos para el viaje fueron especiales, amables, abiertos. Maravilloso.
La experiencia de apadrinar es fantástica. Debemos ayudarlos. Ellos forman parte de nosotros, de nuestro mundo y nos debemos unos a los otros.
Les diría a los padrinos que se animen a visitarlos. Es una experiencia mágica. La cara que ponen ellos, la que pones tú... La gratitud, la sencillez, la felicidad que te ofrecen no tiene precio. Sales de alli con una gran lección para tu vida. Recomendación: que lo disfruten!!!