Gladys tiene 8 años. En noviembre pasado su padrino Eduardo (en la imagen el primero por la izda) viajó a Perú y le pedimos que compartiera con nosotros su experiencia.
“La verdad es que del viaje el plato de fuerte fue sin lugar a dudas, la visita a Gladys, Quería ir a Perú hace mucho tiempo, ya que llevo apadrinando con vosotros desde los 18 años (Gladys es la segunda niña) y una de las principales causas era visitar a la niña, ¡y finalmente se iba a realizar!
Quedamos en Juliaca con responsables de Global Humanitaria y les seguimos con el coche hasta el pueblo donde está el colegio de Gladys. Nos recibió el director de la escuela y fuimos a su clase. Al momento la reconocí entre el mogollón de niños que había, fue un momento muy emocionante, muy bonitooooo, casi se me cae la lagrimilla ( y mira que soy del norte). Se puso muy nerviosa ya que es muy tímida y estaba medio colegio a la expectativa de lo que pasaba. Luego fuimos a la clase, una vez se sentaron todos los niños en sus pupitres la profesora nos hizo una breve introducción de cómo iban los cursos y cómo funcionaba el colegio. Después llegó su padre y desde allí fuimos todos a su casa, en Tarucani, a unos 30min en coche. Ese era el camino que hace ella todos los días, ¡casi dos horas andando de ida y otras dos de vuelta!
Al llegar a la casa alucinamos en todos los sentidos: el sitio era mágico, la casa estaba en un lugar espectacular, en medio de una pradera inmensa, en la más absoluta soledad y tranquilidad.
Gladys en la escuela va un poco floja, pero al ver que la casa no tenía luz y después, toda la caminata que se tiene que dar para llegar a la escuela, qué ganas le van a quedar de estudiar ¡con que tuviera una simple bombilla para poder hacer los deberes!!! …
Su madre se encarga de los niños (son 8 hermanos en total) los huertos (principalmente de quinoa) que tienen al lado de su casa, y de los animales. Su padre, nos explicó, va a trabajar a las minas ilegales de oro en la frontera con Bolivia unos meses al año, separándose de su familia, donde sólo cobran si sacan oro, si no nada... Una auténtica explotación laboral, pero eso les reporta mucho más que cualquier otro trabajo que hagan en su comunidad. Los otros meses se dedica al pastoreo y cuidado de animales.
Después de visitar la casa, nos dirigimos de nuevo al pueblo. En el comedor social conocimos a la madre de Gladys que nos estaba preparando una sopa de quinoa y carne de llama .¡Estaba todo delicioso!
Al terminar nos enseñaron un garaje a la intemperie sin puertas ni nada donde duermen, y que utilizan cuando no pueden ir a su casa o se les hace muy tarde. Finalmente nos despedimos y nos hicimos unas fotos todos juntos.
Resumiendo, lo que más nos impacto es de la manera tan sencilla en la que viven, lo tranquilos que son, el lugar donde viven (parece que se ha parado el tiempo), y a pesar de todas las carencias que tienen ( o eso nos suponemos nosotros) siempre tienen una sonrisa!
Daros la enhorabuena por la gran labor que estáis haciendo desde la ONG y el gran trato que recibimos por parte de los dos representantes de Global Humanitaria Perú".