"Me llamo Oussou N’Dri Johanna. Tengo 35 años, soy madre de 4 hijos, dos niñas y dos niños. Vivo en Zokoguhé (Costa de Marfil)
Fui a la escuela 5 cursos. Cuando cumplí los 12 años estalló la guerra y tuve que abandonar mis estudios. Mis padres me llevaron a vivir con mi tía en Abengourou. Allí la ayudaba con su negocio y ella me daba dinero. Vendíamos Attiéké (mandioca rallada) con pescado estofado.
Me arrepiento de no haber intentado volver a la escuela. Hubiera sido más fácil tener acceso a un buen trabajo. Con 18 años me quedé embarazada de mi novio. Tenemos 4 hijos en común. Mis dos hijos varones van a la escuela. Mis hijas aún son muy pequeñas, pero también irán en cuanto tengan la edad.
Me gustaría que mis hijos tuvieran éxito en la vida y se convirtieran en médicos o funcionarios y mis hijas pudieran ser comadronas o maestras.
Por las mañanas, cuando me levanto limpio la casa y cocino para mi familia. Después me voy a trabajar. Tengo una tienda de ropa. Durante las horas que estoy fuera, tengo la ayuda de mi madre que se encarga de cuidar a mis hijos y les da la comida.
Formo parte de la asociación de mujeres del pueblo y participo en todas las actividades que se organizan: desde la limpieza, a bailes de celebración, fiestas…."
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Según informes de Unesco, la agencia para la educación de las Naciones Unidas, 262 millones de jóvenes no tienen acceso a una educación escolar básica. Las regiones más afectadas son las que enfrentan conflictos y las que están alrededor del África Subsahariana.
En Costa de Marfil la escolarización ha mejorado rápidamente tras la guerra civil que padecieron en 2011. Sin embargo, el aumento de la población y el estancamiento económico pesan sobre el sector educativo y las últimas cifras de alfabetización rondan el 47%.
Desde 2006, Global Humanitaria promueve la escolarización en el país con la construcción y/o mejora de infraestructuras escolares comedores y con la organización de cursos de alfabetización y el apoyo a cooperativas agrícolas de mujeres.