En diciembre y enero hemos entregado ropa de abrigo, chaquetas y pijamas de invierno, para 193 niños y niñas sirios refugiados en Ammán y Madaba (Jordania) La vulnerabilidad de estos niños y sus familias se ve agravada por el invierno: sus viviendas son muy precarias y el riesgo de padecer enfermedades asociadas al frio es muy elevado.
Como comentaba recientemente Robert Jenkins, representante de Unicef en Jordania, “Es fundamental que aseguremos que los niños están protegidos frente a las duras condiciones climatológicas para que, de este modo, permanezcan sanos y activos y puedan seguir asistiendo a la escuela".
La entrega se llevó a cabo en Ammán, en las instalaciones de nuestra contraparte local Al Mahd y se realizó con la colaboración de Hati Hayath organización con la que impartimos talleres de arteterapia para la recuperación de estos niños, víctimas del conflicto.
Refugiados sin refugio
Las bajas temperaturas hacen más difícil la situación de personas refugiadas o desplazadas, en Jordania. Se calcula que al país han llegado alrededor de un millón y medio de refugiados sirios, de los cuales solo 657.000 están inscritos oficialmente. El 86% vive por debajo del umbral de la pobreza, sin documentos y cuando consiguen trabajo lo hacen en el ámbito informal. (registro del Alto Cmisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR).
Ante la tendencia a la caída de la ayuda internacional, Jenkins manifestaba que “es muy importante mantener la ayuda al país o se corre el riesgo de que los niños sufran las consecuencias”. En eso incluye el aumento del trabajo infantil y de los matrimonios precoces (The Jordan Times).
Imagen: Entrega de ropa de abrigo a niños sirios refugiados. Ammán, Jordania (Global Humanitaria/ Al Mahd)