Tras las restricciones impuestas por la pandemia,en septiembre reemprendimos los cursos de alfabetización en la India. Así,105 mujeres están aprendiendo a leer y a escribir y nociones básicas de matemáticas, bengalí e inglés. También reciben mascarillas y jabón con los que mantener la higiene y evitar los contagios de Covid-19.
Además de clases, los docentes imparten sesiones sobre el cuidado familiar; pautas de crianza y educación de los hijos, y hábitos de higiene para mejorar las condiciones de vida en sus hogares.
Crecimiento económico y discriminación
En las últimas décadas, la India ha logrado mejorar la situación de la población y de la mujer en particular, la nutrición infantil, las tasas de inmunización y las tasas de matriculación escolar, así como un amplio crecimiento económico. Sin embargo, la inequidad asociada al género persiste: las tasas de violencia contra las mujeres siguen siendo altas, su participación en el gobierno es baja y las prácticas de dote y herencia discriminatorias continúan.
La Constitución garantiza la igualdad ante la ley y prohíbe la discriminación contra las mujeres. Pero a la vez, también permite formas de discriminación contra las niñas y las mujeres. La edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años para las mujeres y 21 años para los hombres, pero en la ley musulmana (aunque no está codificada) los hombres pueden determinar cuándo es aceptable el matrimonio para una mujer, a veces en la pubertad. Más del 50% de las mujeres están casadas en India antes de los 18 años. La demanda de novias se ha incrementado, especialmente en las comunidades rurales donde hay muchas niñas que han migrado a las ciudades para buscar empleo, lo que ha impulsado el tráfico de mujeres para el matrimonio forzado. En algunos casos, se obliga a las niñas a casarse y luego se utilizarlas como trabajadoras no remuneradas: los jornaleros locales cuestan140 dólares por una temporada, pero una novia/esposa puede costar solo 100 como pago único de por vida.
Imagen: Las clases de alfabetización se realizan en las casas de las alumnas. A veces, como en la imagen, se reúnen varias en un mismo domicilio (Global Humanitaria/NIDS)