Como podéis ver en la imagen la construcción de la nueva escuela en Dioulabougou avanza a buen ritmo: ya hemos levantado las tres aulas a las que podrán asistir 240 niños de entre 6 y 12 años. Pronto tendremos listo el mobiliario ( bancos, mesas, pizarra) y el terreno para construir 6 letrinas.
La nueva escuela sustituirá a la antigua, que está en condiciones muy precarias y obliga a que los niños, a partir de 5º, tengan que ir hasta un pueblo vecino, Faitekro, a 4 km, o a Bouafle a 15 km, para continuar la educación primaria. Por otra parte, hasta ahora tanto alumnos como maestros se ven obligados a hacer sus necesidades en los alrededores de la escuela y en época de lluvias es habitual que esas tierras fecales sean arrastradas hasta el recinto escolar, provocando una grave situación de insalubridad.
Dioulabougou es una pequeña población que no se beneficia de las ayudas al desarrollo para la región. No tiene electricidad aunque sí agua potable gracias a una bomba hidráulica. El centro de salud más próximo se encuentra a 15 kms (en Bouafle).
La mayoría de sus habitantes pertenece a la etnia dioulà y vive en el campo, en toscas casas de troncos y barro. Un pequeño porcentaje habita en casas con un revestimiento de cemento o de ladrillos.
Habitualmente se alimentan de lo que cultivan (ñame, arroz, col, cacahuetes) pero necesitan comprar ingredientes básicos como el aceite o la sal. Las mujeres trabajan en el hogar y en los campos familiares y muchas se asocian en cooperativas para cultivar los campos comunitarios. También venden lo que cultivan para lo cual tienen que recorrer grandes distancias a pie. Esto les permite obtener unos ingresos adicionales que mejoran ligeramente la situación de pobreza en que viven.
Imagen: La nueva escuela de Dioulabougou. (Global Humanitaria/Sapharm)