Carmen es madrina de Alisha. En noviembre viajó hasta la isla de Kumirmari, una de las muchas que forman el archipiélago de los Sunderbans en la India “Soy mujer viajera y curiosa y me gusta conocer otras culturas. Al viajar sola tengo más facilidad para relacionarme con la gente del país y es lo que me agrada. Organicé mi viaje con la intención de conocer a Alisha”.
¿Cómo fue la llegada al país? Mi primera impresión fue de sorpresa, por el cambio de cultura tan drástico. Mi llegada a Delhi fue caótica por la cantidad de colas que había en todos lados y por el problema de los billetes en ese momento.
¿Qué cosas te sorprendieron? El bochorno y, sobre todo, la contaminación. Luego comencé a ver edificios en ruinas y en construcción, el caos circulatorio, el ruido constante, la multitud, las familias que viven en la calle, perros abandonados, mosquitos, basura, las vacas....la escasez de casi todo. Ver niños en la calle, e, incluso bebés, para mí fue muy doloroso.
¿En qué momento conociste a la niña que apadrinas?
(Después del viaje en coche y luego en barca) ...al llegar a Kumirmari, me recibieron los que trabajan en el centro de salud. Me sentí abrumada con tanta atención y generosidad. Di un paseo con Partha y pude ver cómo secan y utilizan como combustible los excrementos de animales. Y a familias viviendo en cabañas de barro. Cenamos juntos y me sorprendió ver cómo comían con las manos.
Al día siguiente fuimos a visitar a Alisha a su aldea, Adibasi Para. Cuando llegué a su colegio,(Lenin Colony) salieron todos los niños a recibirme con una florecita y Alisha fue la primera. No la reconocí. Estaba con un gorro y ¡muy mayor! Se puso a llorar asustada, su madre la cogió en brazos y se la llevó a casa. Me sorprendió que los niños estudiaran en el suelo, no tenían ni mesas ni sillas
Luego fui a su casa y le di un vestido que le traje de Rajhastan. Alisha me enseñó la casa, sencilla, sin apenas nada. Ropa en un lado, una cama de troncos en otro, donde me explicaron que duermen los tres. Me enseñó lo que aprende en la escuela y me preguntaba cosas. Le enseñé fotos de mi familia en mi móvil y mostraba mucha curiosidad, así que se lo dejé. ¡¡que habilidad!! Su padre puso música y ella se puso a bailar con el vestido que le regalé.¡No paraba de sonreír!
¿Algún recuerdo especial? ¡Si! Sin decirle nada Alisha acercó su mano a la mía y así me acompañó hasta donde nos íbamos. Y, al final le pude dar un beso, que me devolvió.
Regresé muy tocada por la miseria que vi. Me ha sido útil para valorar más lo que tenemos y que otras personas no tienen.
................¡Gracias Carmen por contarnos tu experiencia!. Y recuerda:
SI VAS A VIAJAR A CONOCER AL NIÑO O NIÑA QUE TIENES APADRINADO...
¡TEN EN CUENTA NUESTRAS RECOMENDACIONES!
O SI YA HAS VIAJADO Y QUIERES COMPARTIR TU EXPERIENCIA....
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Imágenes: Carmen con Alisha, Debajo, con los niños de la escuela y en casa de Alisha con sus padres. Sobre estas líneas, Alisha acompaña a Carmen a coger la barcaza de vuelta. ( MC Clotas/Global Humanitaria)