En el Día Mundial de los Derechos de la Infancia, Global Humanitaria recuerda que a los cerca de 223 millones de menores de edad, niños y niñas que, según estimaciones de UNICEF, se ven obligados a mantener relaciones sexuales forzosas o han sido víctimas de otras formas de violencia y explotación sexual.
La violencia y el trauma físico y emocional del abuso sexual destruyen el principio de protección especial de la infancia que inspiró la Convención de los Derechos del Niño, cuya aprobación se celebra también el 20 de noviembre. La explotación sexual de los niños conlleva, a menudo, la privación asociada de derechos básicos como la identidad (arts. 7 y 8), el derecho a disfrutar de un entorno familiar protector (art. 20) y el derecho a la educación primaria universal (art.32), por citar sólo algunos.
Turismo Sexual Infantil
El turismo sexual forma parte de la llamada explotación sexual de la infancia, junto a otras manifestaciones de esta realidad social, como la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños, niñas y adolescentes para la prostitución, la producción de pornografía o las actuaciones pornográficas.
Aunque no existen datos fiables sobre estas realidades, organizaciones como la OIT calculan que un mínimo de 1,8 millones de niños son víctimas de estas formas de explotación.
La pobreza, la falta de políticas de protección a la infancia, la creación de una fuerte oferta de prostitución y la presencia masiva de extranjeros son los factores que favorecen el desplazamiento o la residencia en algunos países de agresores sexuales extranjeros.
En algunos de estos países, como Tailandia, Camboya, India, Brasil, México, Colombia o Cuba, entre otros, los agresores adoptan modos de vida que les permiten mantener un contacto permanente con niños y niñas a los que agredir y crean vínculos de dependencia económica con las familias para que estas consientan el abuso a lo largo del tiempo.
Los monstruos no existen
Con motivo del Día Mundial de los Derechos de la Infancia, Global Humanitaria presenta el cortometraje ‘Los monstruos no existen’, una historia de ficción basada en una realidad incontestable: la desprotección de la infancia frente a la presencia de pederastas extranjeros en países como Camboya.
El protagonista del corto es Nai, un niño de 9 años que vive en Camboya. Últimamente tiene pesadillas con el 'Yeak', el monstruo que se come a los niños que se portan mal. Michael, su profesor de inglés en la escuela, le dice que los monstruos no existen, que son cuentos de niños. Pero la verdad es muy diferente.
El cortometraje, dirigido por el realizador vasco Paul Urkijo, se rodó en Camboya en 2011 y durante dos años ha cosechado premios y reconocimientos en 27 certámenes internacionales.
Los monstruos no existen apoya la lucha contra el turismo sexual y la explotación sexual infantil y la captación de ingresos para el mantenimiento del proyecto Protect, puesto en marcha por Global Humanitaria en Camboya en 2003.
El corto puede verse en youtube.com/ProyectoProtect.
Proyecto Protect
En Camboya, y también en Colombia, el proyecto Protect ha investigado más de 1.600 casos de explotación sexual en Camboya y Colombia y ha prestado atención legal y social a un mínimo identificado de 600 niños y niñas.
Las investigaciones llevadas a cabo por Protect han permitido detener y condenar a más de 186 pederastas de 27 nacionalidades distintas y llevar a cabo actividades de formación y sensibilización social para prevenir la explotación sexual infantil y atender a sus víctimas.
Intercambio de información para la vigilancia de los agresores sexuales
En más del 80% de los casos investigados por Protect en Camboya, los agresores sexuales extranjeros condenados en este país tenían condenas previas en sus países de origen por delitos semejantes. Es urgente que los gobiernos y organismos internacionales tomen medidas para evitar la repetición del abuso por parte de los mismos agresores en distintos países.
La aplicación de la justicia extraterritorial, el establecimiento de controles y el intercambio de información internacional son las medidas que pueden acabar con la sensación de impunidad de la que disfrutan estos abusadores en la comisión de delitos de índole sexual con menores cuando éstos se producen en países con sistemas judiciales débiles y/o corruptos.
Protect presiona para el establecimiento internacional de este tipo de medidas que aseguren una protección efectiva de la infancia más allá de fronteras. Más de 40 países tienen ya legislación que les permite perseguir a sus nacionales por delitos cometidos contra la infancia en el extranjero, y el turismo sexual infantil es delito en todos los países de la Unión Europea.